miércoles, 16 de febrero de 2011

Waiting for the funeral

Todo el amor del mundo no será suficiente para satisfacer a un solo hombre.
No me quiero morir, pero tampoco le tengo aprecio a la vida misma. Quiero saber que soy la persona más feliz del universo para poder matarme. Voy derrochando tantos torrentes de vida sin objetivo alguno, que podría crear un nuevo yo, más perfecto, menos consiente de lo que significa vivir.

Jugando con la idea de ser dos personas en una, me perdí, olvidé quién empezó el juego, quién es el invasor, la frívola criatura adicta, o la patética y deprimente forma adolescente. Ambas son mierdas, las cuales mi pereza no me permite reparar.

Cada trago te acerca más a los ángeles,  te aleja del ayer y te acerca al mañana a una velocidad casi amarga. Por segundos somos criaturas celestiales, pero las fotografías del día siguiente nos revelan simpáticos cerdos cubiertos por fluidos corporales propios y ajenos.
Cada trago me convierte en una mentira.
Gotas nasales en el bolso.
Muñequeras y pulseras.
Libros cuasi eróticos que escondo de mis padres.

No hay comentarios: