jueves, 3 de febrero de 2011

Acá si que no se coge!

Robert Smith frunce la nariz de la misma forma que yo, ya no me parece un gesto tan feo.





Me pidieron que describa mi verano, acá está:


Viví un mes que pareció una vida. Independiente por ser huérfano, libre por no tener religión.
Gasté y administré, me cuidé y también me dejé llevar.
No cuestioné nada y por eso nunca tuve miedo.
Me acostaba en paz, porque sabía que lo peor que me podía ocurrir, después de todo, era era el no volver a levantarme. Nunca pasó.
Me olvidé de mi familia e ideas, de caras y nombres, de todas esas cosas que son inútiles para la memoria cuando se quiere ser feliz.
Hedonista, nunca miré a quienes me rodeaban como seres pensantes, a la gran mayoría solo los diferenciaba por como vestían, no quise agregar nombres nuevos a mi vida.
Me deshice del rechazo al agua para ser alguien más, a la soledad, moldeé de forma espontánea un nuevo yo, un yo fácil de desplazar si se lo forzara a pensar.
Ahora está yo, el que llego después, torpe, confundido, enojado, triste y propenso al aburrimiento, su llegada me tomó por sorpresa.

Llegué a la conclusión que es la razón lo que le quita al hombre su perfeccion.

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