sábado, 30 de marzo de 2013

Jelena.

Judas, yo.
Cada rezo acerca a Judas a su redención, millones de personas conocen su nombre y su historia.
Nadie me conoce, no van a rezar por mí.
Mi muerte va a derivar en condena eterna.

domingo, 24 de marzo de 2013



Turco.

Crecer con la idea de que sin otra persona somos incompletos.
Ser un ente dividido.
La soledad es vergüenza, para perezosos o condenados, uno es un lisiado.


Sin mi otra mitad, nunca voy a ser feliz, ni realizarme socialmente.


No.

sábado, 16 de marzo de 2013

Zambullidor.

Casi la una de la madrugada, encontré un pájaro ensangrentado.
Lo llevé a casa, traté de desinfectar el pecho lastimado y le di comida.
Al día siguiente una veterinaria pudo tratarlo y le suturó el cuello.
Pagué la cuota de los servicios médicos, y por instrucciones de la doctora busqué un lago dónde liberalo.
Lo escondí en el transporte público, acalorada, cansada.
Una vez en el agua se fue sin mirarme.

Ese animal me rescató de mi rutina y hastío, le debo el equivalente a un día de libertad de ideas destructivas.

domingo, 10 de marzo de 2013

5:40 a.m.

Casa, abrigo, coraza de piel.
Raíz de contrincantes y familia, nos aleja en un mismo ambiente.
Silenciosa y aulladora, habla al ritmo del miedo y de la risa
Encierro, espacio para desinivirse.
Nos da un olor.

sábado, 9 de marzo de 2013

Dibujo.


Coelacanth.


Eran seis grandes amigos y yo, un conocido.
Ciegos, nos embarcamos en una aventura que por pereza ninguno había intentado imaginar.
Sin nuestro barro en los pies y desamparados de comunicación, tardamos poco en notar la soledad y el cansancio de la compañía.

Desprecio y necesidad por el otro, rápidamente nuestros pensamientos crearon una división.

Con el egoísmo como mi único guía, me volví de manera imperceptible una de las cabecillas del grupo.
Presentando un perfil bajo e inseguro, nadie podría acusarme de ser uno de los principales causantes del quiebre de la sociedad.
Criado por el conflicto, era capaz de mantener la calma donde ellos desesperaban. Sin contestar insultos, pero indirectamente creando rencores entre mis compañeros de viaje, logré hacerme de tres de ellos y partir lejos de los restantes, a dónde mis ojos querían ver.

Como niños que creen caminar solos por no estar tomados de las manos de sus padres, los conduje a mis destinos.

En actos de generosidad compartía con ellos la emoción que sentía ante cada paisaje, les transmitía lo que captaban mis sentidos y mi hambre de conocimiento.

Por otro lado, el rencor de los abandonados las estancó en la rutina y el hastío. Sentía a kilómetros la envidia e ira que vociferaban a nuestro nombre, y se me hinchaba el cuerpo de orgullo.

Nada es eterno, y el retorno a casa se volvió realidad.

Ahora espero, y acepto, el castigo que merezco por mi insolente manipulación.

lunes, 4 de marzo de 2013

Gnóstico.

Dejar de escribir no fue una decisión.
Hace dos meses, más, que no pienso.
Anorexia neuronal, veo al día a día devorarse mi identidad, dejándome las sobras que nadie quiere.

No hablo, no escucho ni mis pocas preocupaciones.
Perdí mi voz, me alegra que por una vez no hayan culpables.