martes, 29 de marzo de 2011

Vaya forma de gritar.

La pasión de los enamorados me enferma, no puedo encontrar ningún rostro conocido entre la multitud, sin embargo un completo extraño me recuerda a tantas personas que creo que son ellas en uno sólo. Me gusta caminar, hacerme amigo de extraños. Las personas mayores siempre me hablan cuando me ven sentado en la calle. Esta es mi refugio, adonde me escapo de mí mismo, porque estoy a salvo de pensamientos e intimidad. Me vuelvo un insecto, miniatura, nadie sabe mi nombre, y lo que es mejor, a nadie le interesa. Puedo ser todo lo insignificante que me siento, volver a casa y ser parte de una sociedad.

A veces, las cosas malas, no son más que seres solitarios y tristes, le tememos a la soledad, le tememos a los solitarios. Todos queremos ser felices, pero no nos preocupamos por la felicidad de quién está a nuestro lado, por eso, jamás estaremos del todo complacidos. No nos enamoramos de una persona, sino del sentimiento que despierta en nosotros. Yo amo a todo el mundo, porque me hacen sentir acompañado.

Me mantengo con las ganas de escribir pensamientos, y con la costumbre de bórralos. El verano fue muy largo, muy caluroso, adormeció a mi persona, espero al invierno para recuperar mi voz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ahora hay uno...