domingo, 3 de abril de 2011

Metete tu cariño en el culo

Me obligo a pensar qué hice, a despertar las hormonas de la creatividad, darme un sacudón de sentido común y espontaneidad. Lavarme de perezas, eliminar cada una de las esporas de la rutina sobre mi piel, renacer intelectualmente con una canción, maquinar mil pensamientos oscuros que alterarían hasta al más parco de mis vecinos.

Descuartizar a Venus y repartirla entre los hambrientos, cortar cada una de sus extremidades con cuidado, para así no desperdiciar nada y arrojar la cabeza a los perros, para no volver a ver la expresión de dolor en su boca.

Cortarse tan hondo que la cicatriz no se quiera marchar jamás, llamarla “amiga” y cargarla con el mayor de los orgullos, siendo esta el recuerdo de una noche sin memoria.

La obsesión por ser una persona estéticamente aceptable asesina a mi encanto personal, dejándome sólo con la terrible verdad de que nunca voy a hacer alumbrar ni física ni intelectualmente. Cómo duele relacionarse con criaturas tan perfectas, cómo odio a los ignorantes, gordos, perezosos y sucios.  Llorar por simpatía, rechazar el cariño, asustarse porque miles de manos me miman, odio las camas con mucha gente desnuda a la vez, llenas de calor y brazos que se reproducen como hiedras, tocando todo lo que puedan.

1 comentario:

B.L.G.U dijo...

q paso? spero estes bin cdtm un abrazo