sábado, 30 de abril de 2011

El plan magistral de...

La vida no es un milagro, sino un accidente, muy pocos fuimos realmente buscados. Hay algo más mágico, liberador, en un accidente; un camino abierto a qué deseamos hacer de nuestras vidas. La palabra “milagro” suena a presión, felicidad obligatoria, ya todo lo que pude haber hecho lo hice. En los accidentes hay desafíos.

Las personas con pelo corto, me gustan, se ocultan menos. El pelo no les tapa la vista, saben por dónde andan, muestran su cara limpia, desnuda. También está la gente que mueve las manos al hablar, no los entiendo. ¿Están dibujando lo que dicen, lo hacen para marcar el ritmo o espantan algo que no veo que los quiere callar? Veo parejas, y me pregunto cómo será su vida sexual, qué apodos usarán, y si amanecen a la vez, o por separado. Nadie es insignificante, los más corrientes me abren el pensamiento con preguntas, me fijo si se muerden las uñas.


Ganas de destruir mi conciencia por un rato, y de que me recomienden una canción.

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