domingo, 1 de mayo de 2011

The art of LOVEMAKING

Despedirme de la gente que quiero, aunque sea por unas horas, me incomoda. Despedirme de la gente que no soporto, lo considero una victoria. Cosas irrelevantes como la brevedad de la partida o el retorno no debería ser tomada en cuenta a la hora de separarse. Toda ida podría ser eterna, una persona no es la misma dos veces.


Inconscientemente fuerzo ideas en las cabezas de las personas con quienes mantengo un trato oral. Transmito pensamientos poco felices, formas de despreciar la vida y el día a día, ateísmo, nihilismo. Estudiar sobre las células oscureció la visión que tenía de la vida más de lo que me imaginé. Prefiero parecer idiota antes que pasar por un bicho raro, y lo pongo en práctica muy bien. Odio hablar, casi no lo hago, a menos que sea con gente a la que considere inflexible, por eso todos mis amigos son tercos y fríos.

Voy tres semanas libre de cualquier clase de tóxico, voy tres semanas sin inspiración, sin motivación, sin ningún cariño por la noche. Siento que perdí una parte esencial de mí, que no la puedo recuperar. Voy a votar a quién legalice todo lo que me gusta. 

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