viernes, 24 de diciembre de 2010

Pointing

Photobucket

“I think everyone at some point in their life has thought, ‘Where did my passions go, what happened to my desires to change the world?’ You have to work harder as you get older, because cynicism is like a creeping insidious enemy that can poison everything” - Robert Smith

No era a ella a quien quería, sino a su vida. Había más deseos en uno de sus vestidos que en todo su cuerpo/ sentía más deseos por uno de sus vestidos que por todos su cuerpo.

Nunca me planteé mi sexualidad, porque nunca me interesó, al fin y al cabo todos son iguales, todos son putos. Solo me acuerdo a los nueve años, haber rezado a dios que no me permita ser ni gorda ni lesbiana de más grande.

El sexo solo lo merece la gente linda, los perversos y las personas corrientes.

Tengo un punto débil a la hora de inspirarme, generalmente recurro a memorias viejas, canciones con letras fuertes o a algo completamente trivial, en lo trivial es donde me desespero. Desde hace un año o dos, cada vez que no se me ocurre sobre que escribir, se me viene a la cabeza alguna historia de un vestido rojo. Siempre empiezan bien, pero son solo principios, no logran vivir hasta el nudo. En mi cajón tengo un cementerio de “historias” sobre vestidos rojos.

Hacemos promesas estúpidas, como jurar que vamos a ser la misma alma en dos cuerpos, que no vamos a cambiar y que existe el amor eterno entre dos personas. Elegimos una eternidad de esa vida, para después condenarla y convertirnos en personas quejosas. Confundimos el ser siameses con el ser clones.

No hay comentarios: