domingo, 28 de agosto de 2011

Dale zorrita


Odio sus caras, odio sus cuerpos. Su plata, esa grasa que está de más, ese asqueroso talento que todos parecen derrochar. El olor en común, su unión, su vocabulario coordinado, que tengan más cultura general que la media. Sus carreras literatas e intensas, el reconocimiento constante que reciben.
 En el fondo no sé qué es lo que me provoca tanto rechazo de mi familia, nunca fui bueno para describir lo que siento en la caja torácica, no aprendí a hablar, no sé dónde me duele, sólo que no lo soporto.

Tengo una extraña fijación por dibujar ciervos.


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