Me paso el día tirado en el piso, aplastando mis
vertebras contra la alfombra.
Siento que mi piel y la casa son uno, no me muevo, mis articulaciones
y las escaleras crujen, se hablan.
La ropa, las cortinas, el pelo, el polvo.
Afuera tengo miedo, sufro embestidas de terror a mis
pulmones.
Vergüenza y odio, soy y somos repugnantes.
Entra agresión por mis fosas nasales, se me escapa felicidad
con cada exhalación.
Arrastro cansancio con los pies, me sigue todo el día.
Existo porque es lo único que sé hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario