jueves, 3 de mayo de 2012

Miedo


Son quinientas manos que me tocan, me levantan, y separan de la tierra. Pasean mi peso por las calles, arrullándome, acariciando mi espalda, mis brazos, piernas, nuca, tranquilizándome.
Veo al mundo acostado y parece nuevo. Más maravilloso y lleno de emociones.
Mientras permanezco distraído, sus uñas escarban furiosamente mi piel, intentan tocar mis huesos, meterse dentro de mis venas, volverse sangre y oxígeno.
Primero los dedos, después las palmas de las manos, y le siguen los brazos.
Retorciéndome de dolor miles de personas forcejean para meterse adentro mío.
Veo piernas desaparecer en cuestión de segundos bajo mi cuero, siento labios besar mis globos oculares desde adentro, con cariño y entrega. Agradecidos.
Mi cuerpo es una multitud.

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