El abandono total.
Solo y único responsable de mi yo corpóreo.
¿Soy realmente tan despreciable que ni mi propia sangre
me quiere?
Muchos años de querer complacer a nadie.
Papá
dice que los que están mal son ellos, no yo.
Quiero
creerle, pero eso significaría ir en contra de mis principios:
No alimentes el amor propio.
Espero, sabiendo que no va a pasar nada.
Mañana voy a amanecer en la misma cama dónde me acosté.
Mi respiración no se va a detener en toda mi vida.
Soy invisible, paso desapercibido, amigos que juran nunca
haberme visto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario