¿Cómo sería tener todo el amor del mundo?
Hay un barco que se aleja conmigo adentro, se mete en un mar sin olas ni sirenas, para que cuando llegue a la tierra firme no me dé cuenta. Es un barco del que nadie quiere bajar. Miles de manos lo empujan por debajo del agua, lo llevan lejos del mundo y cuando lo devuelven no lo puedo reconocer.
Vengo de dos semanas difíciles, sin comer, llorando, volviéndome a sentir un ser inmundo. Odio llorar, pero más odio estar sola, estuve sola muchos días.
Me sentí uno de esos personajes de películas norteamericanas que esperan que aparezca alguien a la vuelta de la esquina por arte de magia. Moría por encontrarme a quien sea, que me digan un hola.
Por primera vez no solo tuve la necesidad de hablar con alguien, sino la capacidad de hacerlo, pero no encontré a nadie. Ni amigos ni mis viejos. Siempre me pareció egoísta llenar a otro de sus problemas, por eso nunca hablo de mi con nadie. ¿Cómo puedo saber quienes son las personas que quieren escucharme? ¿Dónde están? ¿Existen o son solo una necesidad fantasiosa?
Le tengo miedo a esa gente, si es que existe, el mismo miedo que le tengo a mis ideas.
No hagas amigos, no te quedes sin hacer nada, no formes relaciones. No necesitas de dinero, ni de felicidad ni de estabilidad. Todo lo que intentes caerá tarde o temprano y no tendrás el entusiasmo de levantarte de nuevo.
Todos somos Ícaro.
1 comentario:
Siempre habrán espectadores interesados en absorber tus palabras para alimentarse y vomitarlas en la cara a otra persona para hacerse el importante o lo que sea que piensen de ti.
No buscas oídos, buscas hablar y ser comprendida. Y ya lo has dicho: La gente hace lo que puede, la gente sólo es gente.
Publicar un comentario