domingo, 11 de septiembre de 2011

María T.

Vivo para hacerte libre, fantaseo con que soy celoso de vos, multiplico mi cólera solo para entrar en contexto. Tus ojos anaranjados me volvieron un sociópata llorón, quiero tocarte y no lavarme las manos después, guardar tu olor como la mugre debajo de las uñas.

Nada cambió, todo cambió.


 Hay gente que está realmente triste afuera de mi burbuja, y yo sigo quejándome. Me odio, soy repugnante. Peso menos de cincuenta kilos, y se lo refriego en la cara a cada muchachita subidita de peso que me cruzo, con una navaja le pedí a una persona ajena a esa vida que me hiciese lo que yo acostumbro a hacer, mis abuelos me abandonaron por internet.  Mi nombre es escoria, los niños lloran al ver mi cara. Soy feo, huelo mal. Las arrugas en mi cara comienzan a notarse, mi cerebro es lento. No entiendo por qué a todo el mundo le cuesta tanto decir que no me soporta, que soy desagradable, insalubre.

No hay comentarios: