lunes, 26 de septiembre de 2011

Milú


Dios que no llega, dios es un perro, lo que es una cosa puede ser otra (dog=god)

Tengo miedo de no morirme nunca, estoy seguro de mi inmortalidad. No salté por ninguna ventana para no hacer de mi condición un hecho. La idea de un cielo, la reencarnación o el alma, me parecen repugnantes, la verdadera raíz del mal humano.
Somos animales parlantes, somos animales políticos, ya vivimos demasiado tiempo, es hora de empezar a extinguirnos. El nihilismo va a matar a una mitad, el dolor a la otra, las condiciones que nos hacen ser humanos son las que nos hacen respirar con culpa.

La música es purificadora, induce a la armonía en el alma y la libera de sus lazos con el cuerpo.

El cuerpo es pesado, pero no incomoda. Escucho todo, entiendo nada, sólo sonrío, y un tipo al que todavía no conozco me pone un par de auriculares en las orejas. El juego consiste en hacer de cuenta a que mis manos son un teclado y él debe seguir la canción.
Nunca me lo olvidé.
Hoy en día no permito que esa gente me toque, odio que las personas mayores me den palmadas en la cabeza o en la espalda, no soy un perro ni un mocoso. 

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