Todas esas canciones sobre engaños, cuernudos, infieles, parejas con doble vida. Son muy interesantes, pero se olvidan de un tercero.
Me pegaron una vez, dos veces, hasta que me caí al piso. No me defendí, no me interesa, no siento nada.
Decirle drogadicto a alguien es alabar e insultar, la palabra perdió su sentido etimológico, cómo también se perdieron todos los valores con los que crecí. Todas mis palabras perdieron su fuerza a medida que me fui haciendo más deplorable, no puedo remarcarle nada a nadie que yo no haya hecho.
Estoy en un colectivo repleto, todos hacemos un esfuerzo sobrehumano para ignorarnos, mirar al vacío, y lo detesto, quiero hablarles a todos, preguntarles qué canción están escuchando en ese momento.
Si pudiera, me casaría con todos mis amigos.
Yo soy inmortal, sé que nada me va a matar.
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